La nueva novela de José Luis Moreno

La nueva novela de José Luis Moreno
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martes, 8 de abril de 2014

POR QUÉ ESCRIBÍ ESTA NOVELA


Un libro siempre emana de una idea. Y no solo un libro, cualquier manifestación artística. Si no tienes una idea, no hay nada que hacer. Y a mi me vino la idea de secuestrar a Rajoy. Seguro que no soy el único en este país que ha pensado esto.
Y me puse a ello. A medida que lo iba escribiendo, se me metió por medio Rubalcaba. Dos mejor que uno. El problema era que había imaginado un zulo solo para Rajoy e iba a ser insuficiente para los dos. ¡Que se jodan!, me dije. ¿No nos han metido ellos en una espiral de recortes y estrecheces? Pues que prueben un poco de su propia medicina.
Pero para secuestrarles necesitaba una banda, y salí a la calle a ver si veía a alguien dispuesto a colaborar. Y me encontré a un chaval que había sido del Grapo. Un idealista. Estupendo, le contraté.
Luego me di una vuelta por Euskadi. Yo conozco aquello porque he vivido allí 30 años. Coincidí en una herriko taberna con una chica que había militado en Eta, a la que conocí corriendo los Sanfermines y la convencí para que se uniera a la banda.
Pero necesitaba también un policía corrupto. ¿Alguien corrupto en España? Eso fue facilísimo de encontrar.
Y ya solo me faltaba algún contacto con alguien que trabajase en La Moncloa. Tampoco fue muy difícil. Me ligué a la esposa de un funcionario del gobierno.
La banda ya estaba formada. Hasta le puse un nombre: G.R.L.M.N. “Grupo Revolucionario de los Luchadores por un Mundo Nuevo”
¿Y ahora qué?
¡Hombre, ahora deberíais comprar el libro! ¡No pretenderéis que os lo cuente todo!
Y poniéndome ya en un plano más realista: No he querido meter demasiada política en esta novela, ¡estamos ya todos tan hartos de política! Sobre todo he querido escribir una historia divertida. Últimamente solo se publican libros serios: La guerra civil, novela histórica, la guerra civil, sexo, vampiros, otra vez la guerra civil…
Creo que la gente necesita divertirse un poco para olvidarse, aunque solo sea por unas horas, de las penurias por las que la mayoría estamos pasando.
Y esta novela pretende eso: divertir. Bueno, y algo más. Porque hay también una buena dosis de esquizofrenia, que es, según yo pienso, hacia donde poco a poco se está encaminando este país…
Mis objetivos al escribir esta historia han sido dos:
Uno, resaltar el aspecto humano de estos dos políticos, a los que la mayoría de la gente de este país tiene ojeriza de una u otra forma.
Pero yo estoy seguro de que, lejos de la imagen teatral y ensayada que ambos exhiben en la tribuna, en su vida cotidiana son personas como cualquier otra, con familias a las que quieren, con su aficiones, sus vicios y sus manías.
Con seguridad les gusta el buen vino o el buen cava y les entusiasma la paella y la tortilla de patatas.
Me niego a creer que sean durante todo el tiempo esos personajes gritones, falsos, insensibles y mentirosos compulsivos.
Por eso los he metido en un zulo estrechísimo y les he obligado a que pasen allí más de un mes, codo con codo, oliendo su aliento, su sudor y sus pedos.
Les he obligado a hablarse, a mirarse a la cara, a conocerse, cosas que si hubieran hecho en la vida real, posiblemente este país no se encontraría en la situación que todos conocemos.
He dicho antes que eran dos los objetivos de mi novela.
El otro es aportar un granito de arena para que se les caiga la cara de vergüenza, si es que les queda vergüenza.
Les he situado en una España utópica, pero con una Utopía que ellos podrían hacer realidad si les saliera de los cojones.
Pero no les sale. Viven constreñidos en su minúsculo y cerrado punto de vista, obligados, tal vez, por las directrices obsoletas de partidos políticos y de ideologías caducas.
Viven esclavos de terminologías tan carcas como izquierdas o derechas, que a mí, cada vez que las escucho, me hacen arrepentirme de haber votado en alguna ocasión, a alguna de estas decimonónicas agrupaciones.
Ellos dos, que han llegado a ocupar puestos de poder, que han tenido la sartén por el mango, podrían haber hecho grandes cosas por este país.
Pero se les llena la boca de “España” y de “Patria” y sin embargo, qué poquitas cosas hacen para mejorarla.
Todo su afán y todo su tiempo lo gastan en arremeter continuamente uno contra otro, en mantener sus acolchados sillones y sus millones de votos, ya vacíos de significado.
Si ellos quisieran, se pondrían las gafas para corregir su miopía crónica, se dejarían de estupideces y trabajarían juntos por la sociedad que tienen olvidada, por esos trabajadores que están hartos de promesas, por todas esas mujeres que continúan discriminadas, por esos niños cada vez peor educados, por toda esa gente que pasa hambre, en un país que presume de pertenecer a Europa.
Pero la mayoría de los políticos son unos cobardes y no hacen nada. Solo ponerse la zancadilla y llenarse los bolsillos.
Si con este libro consigo sacudirles la conciencia aunque solo sea un “poquitín”, me daré por satisfecho.
No obstante, me gustaría que los que leáis mi novela, os olvidaseis por un rato de la asquerosa política y os divirtierais y os rierais con estos personajes y con esta España que, aunque no nos guste que nos lo recuerden, sigue siendo un “País de pandereta”.

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